“Ama a tu prójimo como a ti mismo”, es un precepto cristiano que pone en evidencia el supremo valor de la solidaridad. Este mandamiento divino es inherente a quienes todavía tenemos fe y esperanza, en un nuevo amanecer para el Perú, a pesar de la niebla política que ensombrece hasta los valores más sublimes del “ homo sapiens”.
Por encima de la vorágine de odios, insultos, mentiras, rencores, corrupciones gubernativas, venganzas, estados de emergencia, amén de censuras y/o renuncias de ministros, blindajes, compadrazgos de poderes, perversidades, cálculos políticos, ansias de poder -características del día a día, en Perú- con todo y sicariato que el gobierno no puede controlar; muchos peruanos aún tenemos remanentes de empatía con quienes sufren, por hambre, enfermedad y soledad.
Hace unos días se hizo una reflexión sobre los cuidados de riñón, como órgano vital de nuestro organismo; pero no pasó de una simple mención en algunos medios de comunicación. Nos falta sensibilizar más porque todo es relativo en esta existencia fugaz. El mundo gira y gira, quizá, en algún momento, podríamos tener los mismos o similares padecimientos. Es un suplicio depender de una máquina para sobrevivir.
Este comentario pretende sensibilizar a la gente y destacar la trascendencia de la solidaridad, frente a las enfermedades graves, degenerativas o terminales. Recuerdo que, en junio del 2009, escribí un artículo en un diario amigo: ¡100 riñones para Natalie Cole! En esa ocasión, la cantante, hija del famoso jazzista Nat King Cole, concedió una entrevista a un programa de televisión de EE.UU., donde reveló que padecía de insuficiencia renal crónica, muy grave y necesitaba un trasplante.
La sociedad norteamericana, puso de manifiesto su solidaridad y, en menos de 50 minutos, los televidentes empezaron a llamar por teléfono y fueron como 100 personas las que se anotaron para someterse a la prueba de compatibilidad. Estas acciones solidarias no ocurren en nuestro país, menos en Arequipa. El universo de enfermos renales aumenta y los solidarios que donan órganos para salvar vidas son excasos, casi inexistentes.
De acuerdo a informes de la Sociedad Peruana de Nefrología, en Arequipa, 400 personas mueren al año y más de 600 pacientes son atendidos en hemodiálisis. Más del 20 %, fallece, por falta de donantes. No olvidemos que, en la especie humana, es un valor y compromiso con la vida, donar órganos. ¡No seamos indiferentes ante el sufrimiento de nuestros semejantes!