Las declaraciones de la presidenta Dina Boluarte, acusando a las encuestadoras de pedirle “alguito” a cambio de mejorar sus cifras, son alarmantes y preocupantes. Hacer este tipo de acusaciones sin pruebas concretas pone en duda la credibilidad de estas empresas y daña la confianza de los ciudadanos en las encuestas, que son herramientas importantes para entender la opinión pública.
Más que enfrentar su baja aprobación, la mandataria parece desviar la atención hacia un ataque sin fundamento, lo que debilita su propia imagen. Este tipo de comentarios desde la más alta autoridad del país puede causar un daño mayor. Si las encuestas son desacreditadas constantemente, se pierde un recurso clave para medir el desempeño de los gobernantes y conocer las preocupaciones de la ciudadanía.
En lugar de usar estos datos para reflexionar y mejorar su gestión, la presidenta opta por desviar la atención hacia las encuestadoras, eludiendo los problemas reales que enfrenta su gobierno.
La mandataria debe asumir la responsabilidad de sus palabras. Acusar sin pruebas no solo afecta a las empresas señaladas, sino que daña el sistema democrático, que necesita transparencia y confianza.
El desafío de la jefa de Estado no está en el marcador de aprobación, sino en las acciones concretas para recuperar la confianza de los peruanos. Por tanto, en lugar de pedir a las encuestadoras que le pongan cero, primero debe dar muestras de respeto hacia el país y sus instituciones. Esa será la mejor muestra de tener una voluntad de hacer algo por el bien del país desde el gobierno que encabeza Dina Boluarte.
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