La reciente declaración del alcalde de Arequipa, deslindando responsabilidades sobre el Plan de Desarrollo Metropolitano (PDM) al afirmar que “él no lo hace, sino el Impla”, y que su rol se limita a haber aprobado presupuesto a través del concejo municipal, genera legítimas dudas sobre su compromiso con la planificación estratégica de la ciudad. Si bien es cierto que el Instituto Municipal de Planeamiento (Impla) es el ente técnico encargado de elaborar el PDM, resulta preocupante que el máximo representante político de la ciudad se distancie de un instrumento que define el rumbo urbano de Arequipa por los próximos años.
El alcalde no puede reducir su papel a un simple facilitador presupuestal. Como autoridad política, tiene la responsabilidad de liderar, supervisar y garantizar que el PDM responda a las verdaderas necesidades de la población. Su postura transmite una falta de involucramiento activo en un proceso que requiere visión, diálogo y articulación con diversos actores sociales. ¿Cómo puede asegurar que el PDM refleje una visión integral de desarrollo si se mantiene al margen de su formulación?
Además, el hecho de que el presupuesto haya sido aprobado por el Concejo no exime al alcalde de rendir cuentas sobre los avances, contenidos y enfoques del plan. La ciudadanía espera que su autoridad no solo financie, sino también impulse y defienda un modelo de ciudad sostenible, inclusivo y moderno. Delegar sin asumir liderazgo debilita la gobernanza urbana y pone en riesgo la legitimidad del PDM.
Es momento de que el alcalde asuma un rol más proactivo, transparente y comprometido con el futuro de Arequipa. El desarrollo metropolitano no puede ser una tarea técnica aislada, sino una construcción política con visión ciudadana.
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