Estas Fiestas Patrias 2024 pasarán a la historia como las más aburridas de todas y no solo me refiero a que el 28 de julio cayó domingo, sino también al maratónico e innecesario discurso, de 5 horas de duración, que mal leyó la señora Boluarte ante varias curules vacías del parlamento e incluso ante su canciller que parecía estar muy a gusto en los brazos de Morfeo. La responsabilidad académica y profesional me obligaron a escuchar dicha perorata incoherente, inconsistente y vacía, para intentar hacer una síntesis en esta columna y para las diversas entrevistas en las que pedían mi opinión.
En una parte de su lectura, Boluarte reconoce la crisis política y económica profunda que enfrenta el país, y que recibió del gobierno anterior (el de Pedro Castillo), señalando problemas como la recesión económica, la inestabilidad política, y los conflictos sociales. ¿Acaso ella no era la vicepresidenta y ministra de Castillo? ¿Acaso ella no es también responsable de esa recesión, de esa crisis política, de esa parálisis económica? El pueblo no olvida su traición, señora Boluarte. Aunque se mencionan varios compromisos y proyectos en marcha, como la reactivación económica, la atracción de inversiones, y la mejora de la infraestructura, Boluarte no ofrece detalles concretos sobre cómo estas medidas abordarán de manera efectiva las causas profundas de la crisis. Por ejemplo, habla de la reactivación económica y el crecimiento, pero no explica claramente las políticas específicas o los mecanismos que garantizarán la sostenibilidad de estos avances en un contexto de inestabilidad política permanente. Boluarte, en varias partes, parece atribuir la culpa de la crisis actual a los gobiernos anteriores y a factores externos, mencionando el incremento de conflictos sociales alentados por el gobierno previo y la parálisis económica causada por políticas contrarias a la inversión privada. Sin embargo, tampoco hay una autocrítica en cuanto a las acciones y decisiones de su gobierno. Mientras reconoce la gravedad de la situación “recibida”, no aborda de manera transparente sus errores e insuficiencias en las medidas implementadas hasta el momento, lo que es muy importante para una comprensión completa de las dificultades y para generar confianza en la capacidad del gobierno para resolver los problemas.
En síntesis, 5 horas perdidas, ante un gobierno que cree que está haciendo todo bien y que todos quienes la critican lo hacen con mala intención y sin fundamento. Boluarte, sin oposición de sus aliados en el Congreso, sigue creyendo que vivimos en el país de las maravillas.
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