Revisando las estadísticas de la población penitenciaria nacional que a marzo último llegó a 199 886, de los cuales 101 302 sufren carcelería y los restantes 98 584 están fuera de las prisiones, resaltó 3 aspectos que merecen especial atención porque reflejan, en parte, la crisis existencial y social que vive nuestra querida Patria.
El primer aspecto se relaciona con la cantidad de encarcelados. En los últimos 4 años y 3 meses la población carcelaria se incrementó en 14 347. Si consideramos que las 69 prisiones existentes tienen una capacidad máxima de 41 556 internos, el excedente de prisioneros es de 59 746. Aquí viene el tema de fondo. En el año 2024 el Poder Judicial solo encerró al 2% de los presuntos delincuentes que detuvo la policía. Los gobernantes consideran que uno de los motivos por los que la criminalidad se incrementó en el país la generan los jueces y fiscales que dejan en libertad a ese 98 % de presuntos delincuentes que la policía detuvo.
Preguntémonos qué sucedería con nuestras cárceles si el Poder Judicial hubiese encarcelado a los 362 262 presuntos delincuentes que detuvo la policía en el año 2024.
El Estado desembolsa 30 soles diarios por cada preso. Este año se destinan 1109 millones de soles para mantener a los delincuentes, sin considerar la partida de 986 millones de soles anunciada por el ministro Eduardo Arana para construir 2 prisiones.
El segundo aspecto que merece deducir, grafica la pérdida de valores sustantivos y la anarquía que soporta nuestra sociedad. El 67 % de los presos se criaron en hogares sin padre. Apenas con la madre o algún pariente cercano. Y para un 14 % el hogar fue la calle, ese barrio teñido de violencia, drogas y promiscuidad sexual. Actualizando el tema, solo el 8.3 % de los encarcelados contrajo matrimonio, el 44 % declara convivencia y otro 21 % declara tener por lo menos un hijo con el que no tiene ninguna relación. El abandono moral y material de los progenitores es un flagelo social irreparable, fruto de los desvalores con los cuales se crían los hijos. Curiosamente, solo el 1.3 % de los prisioneros cumplen condena por abandono material de sus hijos.
Y el tercer aspecto importante lo constituye la educación de los presos. El 20 % solo tiene primaria, el 70 estudió secundaria y un 3.9 % llegó a la universidad.
Resumiendo, nuestros gobernantes y las instituciones tutelares del país deben revisar prioritariamente, las causas por las que los sistemas políticos, jurídicos y sociales del país tiene limitaciones y fallas clamorosas que limitan a los ciudadanos a conseguir sus aspiraciones de vida. Gobernar con indiferencia ante esta realidad, constituye una traición a la patria, como también constituye una traición a nuestros hijos, elegir autoridades corruptas, incapaces, alejados de la ética, la moral y la sabiduría necesarias.