Estamos a menos de 24 horas que se conmemore el Día del Trabajo y en esta fecha merece darse una reflexión especial acerca de la actual situación laboral de nuestro país y lo que soportan los trabajadores.
Estamos saliendo de tres años muy duros en los cuales la pandemia del nuevo coronavirus dejó una crisis muy importante en el sector económico. Esto derivó en el cierre de muchas empresas y por lo tanto en el despido de miles de personas que tuvieron que buscar ingresos de manera informal.
La crisis repercutió en las evaluaciones que realizaban desde el Gobierno a la población económicamente activa y su ingreso a la formalidad. Antes de la pandemia de la covid-19 se apuntaba a disminuir los índices de informalidad laboral que en muchos casos llegaban al 70 %.
Cuando parecíamos ir por buen camino la crisis comenzó a golpearnos con la llegada de esa enfermedad gravísima que mató a miles en Perú y nuevamente la informalidad se extendió con mayor impacto en todo el país.
Lamentablemente el ciudadano siempre va a buscar contar con ingresos suficientes para mantenerse y dar una vida de calidad a los suyos y muchas veces ingresar a la formalidad significa realizar más gastos y perjudicarse económicamente, pero también les permite tener seguridad. En este Día del Trabajo bien merece que el Gobierno tome en cuenta esta situación y busque cada vez nuevas maneras para que los peruanos ingresen a un trabajo formal con el debido respaldo a su estabilidad.
Esperemos que en los próximos años la informalidad pueda revertirse y así llegar a recuperarnos de la crisis económica que está en cada uno de nosotros, pero preocuparnos en nuestras familias y a la vez contar con un trabajo digno que ayude a toda la sociedad a crecer.
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