En la última audiencia del juicio oral, por el delito de rebelión y/o conspiración, seguido al ex presidente, golpista fallido y vacado Prof. Pedro Castillo, reveló que la entonces presidenta del Congreso de la república, María del Carmen Alva, le solicitó dos ministerios, a cambio de completar el período hasta el 2026; versión corroborada por el exministro de Defensa de apellido Ayala. La respuesta de la señora Alva, en Milagros Leiva Entrevista (24/11/25), ha sido de rechazo, con envío de carta notarial de rectificación, y de iniciar una querella por difamación en contra del autor del lema: “no más pobres en un país rico”.
Luego, hizo otra revelación en el almuerzo de gala de asunción de la presidencia de la república, en la que la presidenta del Congreso, fue ubicada en la mesa donde se encontraban: la primera dama Lilia Paredes, la ministra de Género de Argentina, la cónyuge de Alberto Fernández, presidente de Argentina y Evo Morales, a la sazón ex jefe de Estado de Bolivia.
La titular del Legislativo, dio a conocer invocaciones de la ministra de Género a Evo Morales, “de ayudar y orientar a Pedro Castillo en su gestión como presidente de Perú”; significa que el Prof. Castillo tenía la imagen de un neófito o novato y que no sabía qué hacer en la presidencia del país. Esto es grave, cómo es que sale elegido alguien de quien se sabe carece de condiciones para gobernar; a esto se suma, declaraciones del jefe de campaña de Perú Libre: “no pensábamos ganar las elecciones, sólo aspiramos a tener bancada parlamentaria”.
Es posible participar en comicios con la esperanza de no resultar electo, luego, no saber qué hacer cuando se es elegido presidente, gobernador, alcalde, congresista, consejero y regidor.
Lo último, la señora Alva, confesó: “estar segura que, las comensales, no sabían que era la presidenta del Congreso”; por eso es que hablaron lo que hablaron. Esto es el colmo, qué autoridades tenemos, elegidas por el pueblo: con la imagen de no saber gobernar, y que ignoran estaban con la presidenta del Parlamento. Aquí fracasó el protocolo, quien llevó a la entonces presidenta del Congreso a la mesa descrita, no la presentó como autoridad congresal, por eso es que no sabían quién era. Increíble.