Las declaraciones que se brindan desde el Ejecutivo solo empeoran la imagen que se maneja a nivel nacional de nuestra clase gobernante. Uno de los últimos episodios ocurrió con las palabras de la presidenta Dina Boluarte, quien afirmó que los peruanos cocinamos “sopa, segundo y hasta postrecito” con solamente 10 soles. Así se popularizó el menú “Dina” donde, fuera de broma, existe un nivel de indignación ante la precariedad y la lucha diaria que tienen que realizar los ciudadanos peruanos por juntar dinero y adquirir los productos de primera necesidad. La cifra de dinero dada por la jefa de Estado resulta más que insuficiente ante la voracidad de los precios para, al menos, sobrevivir.
Si nos remontamos al pasado, tendremos a un ministro de Desarrollo Agrario y Riego, Ángel Manero, quien negó que en el Perú se pase hambre. Frente a la ola de críticas, tuvo que desdecirse de sus palabras y maquillar uno de más de los papelones que afrontan los representantes del Gobierno central.
Si, como cereza de la torta, tenemos los escándalos ocurridos con productos en mal estado del programa Qali Warma, tendremos que este Gobierno no da pie con bola en tema alimentario. Ahora se intenta cambiar la imagen con un nuevo nombre a esta dependencia estatal, pero creemos que el tema va más allá.
El Ejecutivo requiere más trabajo para solucionar los problemas que dañan nuestra alimentación y, por ende, el desarrollo de todo el país. Caso contrario, tendremos más episodios donde las palabras generan más revuelo que las acciones y lo hacen de manera negativa en perjuicio del Perú.
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