Aunque pareciera que de la ciudad se alejaron, en parte, delitos como el sicariato y extorsión, la ola de criminalidad no disminuye en Arequipa. Ahora lo hace a través de una modalidad más práctica, pero igual de dañina para la sociedad. Se recurre al robo a punta de combazos y en lugares, supuestamente, con mayor vigilancia a través de personal de seguridad y videocámaras como son los centros comerciales.
Así lo hemos visto en diferentes locales ubicados en la ciudad. Los facinerosos apuntan a las tiendas que venden equipos celulares. El mecanismo es similar: el ataque es rápido y se llevan la mayor cantidad de aparatos móviles que después fácilmente son comercializados si es que no se aceleran las diligencias para dar con los responsables del ilícito.
Desde la Policía ya indicaron esta posibilidad. Sin embargo, las investigaciones no parecen avanzar de manera rápida, pues cada cierto tiempo ocurren estos ataques que afectan también el sector productivo. Debemos tener en cuenta que hay personas que trabajan en estos locales y que deben quedarse en suspenso para seguir laborando mientras se realizan diligencias y, en caso extremo, se quedan sin trabajo ante el cierre temporal del establecimiento donde se produjo el robo.
La inseguridad no se aleja de la ciudad. Además de los robos a tiendas por departamento, tenemos que siguen ocurriendo los ‘pepeos’ y robos al paso. El llamado va dirigido a nuestras autoridades para que puedan unir esfuerzos y combatir la delincuencia junto a la población.
Veremos si estos hechos servirán de argumento para la declaratoria de emergencia ante la inseguridad que solicitaron un grupo de autoridades. Sin embargo, no es la única alternativa para combatir la delincuencia. Esperamos más soluciones para evitar que la criminalidad siga golpeando a la sociedad.