La temporada de circo ha comenzado oficialmente en nuestro país, pero no me refiero del que instala carpas y vende algodones de azúcar. No. El verdadero espectáculo se adelantó unos días y se instaló en los pasillos del poder, donde los actos no requieren trapecistas ni payasos profesionales: basta con fiscales, jueces y la señora Boluarte, quien parece haber olvidado que (supuestamente) gobierna para el pueblo, no para su propio beneficio.
El primer acto de este show lo protagonizó la Junta Nacional de Justicia (JNJ) que intentó reincorporar a Patricia Benavides, como si nada hubiera pasado, en su puesto de fiscal de la nación. Un regreso que no solo desafía la legalidad, sino también el sentido común. Como si el país no recordara las acusaciones que la rodean (a ella y a su hermana), reapareció en escena con la frente en alto, como quien regresa de unas vacaciones y no de un proceso disciplinario, proceso que por cierto debe continuar.
Así las cosas, la función apenas comenzaba. El segundo acto no se hizo esperar. Delia Espinoza, actual fiscal de la nación, decidió montar su propio show. Con vigilia incluida y velas encendidas, convirtió su permanencia en el cargo en una cruzada casi espiritual. La justicia, que debe ser sobria y firme, se volvió un espectáculo de luces tenues y oraciones públicas. El Ministerio Público, lejos de ser una institución seria, se transformó en un escenario de telenovela. El tercer acto lo ofreció el Poder Judicial, que decidió suspender a Benavides de un cargo que, en realidad, nunca llegó a ejercer tras su “reincorporación”. Un acto que recuerda a esos trucos de magia mal ejecutados. Pero el espectáculo no se limitó a Lima. La señora Dina Boluarte decidió visitar Arequipa, quizás buscando un baño de pueblo (al parecer no ve las encuestas de opinión). La población, lejos de recibirla con flores, optó por huevos, piedras e insultos. Fue un acto de rechazo que no necesitó guion: el pueblo habló con la contundencia de quien ya no cree en promesas vacías. El casi 99% de desaprobación que tiene se hizo sentir en el distrito de Cerro Colorado, la dueña del circo y su elenco tuvieron que emprender la forzosa retirada.
Y como todo buen circo necesita un cierre impactante, la semana terminó con el anuncio del incremento salarial de Boluarte. De poco más de 16 mil soles mensuales, su sueldo pasará a superar los 35 mil. ¿La razón? “Otros presidentes ganan más que ella”. Una afirmación que, en medio de crisis, protestas y escándalos, suena más a chiste que a argumento válido. En este circo los protagonistas siguen actuando como si el show fuera un éxito.
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