Hace unos días, conversamos en radio con el colega Eduardo Rodríguez Lazo, acerca de las estrategias mediáticas en tiempos de crisis política. En aquella conversación pusimos entre signos de interrogación ¿crisis gubernativa?, luego de varios minutos de deliberación conceptual, coincidimos plenamente y dijimos sí, sí la tenemos.
Primero considero pertinente, proponer algunos conceptos, para ingresar al tema medular. La crisis gubernativa engloba a otras crisis, por ejemplo, la crisis de legitimidad, que se presenta cuando hay escándalos de corrupción, acusaciones graves contra funcionarios, protestas masivas - aunque reprimidas - por descontento y frustración.
Puedo mencionar otra crisis que está inmersa en la gubernativa; me refiero a la crisis de gobernabilidad, que no es exactamente lo mismo. La crisis de gobernabilidad, es la incapacidad del gobierno – Poder Ejecutivo - para tomar decisiones o implementar políticas conducentes a una armonía entre gobernantes y gobernados. La crisis de gobernabilidad incluye necesariamente al Poder Legislativo, donde se evidencia un sesgo de favoritismo interno, o sea, solo para congresistas.
De lo anterior se colige que no está distante la crisis económica, que podría conducirnos a una inflación descontrolada, considerando que los poderes Ejecutivo y Legislativo, se ponen de acuerdo para gastar más de lo que se tiene. Habiendo este riesgo, la bomba de tiempo será para quienes gobiernen el país luego de las elecciones del siguiente año. No es raro que el desempleo sea masivo, con desabastecimiento y colapso de servicios públicos que, probablemente, el próximo gobierno, no pueda manejar.
Si quisiéramos hilvanar estas situaciones adversas, hay que mencionar, con el mismo rigor, el caos proveniente de los anteriores enunciados. ¿El gobierno está preparado para enfrentar desastres naturales que muchas veces nos sorprenden? En las emergencias sanitarias – lección no aprendida con la pandemia COVID 19 – comprobaremos la ineficacia como respuesta gubernamental. La respuesta casi siempre ha sido tardía y deficiente.
¡Qué difícil le resulta al gobierno de turno mantener la confianza pública! ¿cierto? y ¿cómo lo haría? si únicamente le interesa a la presidenta viajar y viajar, conocer el mundo y sus maravillas, postergando las necesidades internas del país, dejando que avancen las organizaciones criminales, la inseguridad ciudadana. No reconocer la problemática, es negar la realidad y, si el gobierno niega la realidad, entonces erosiona la credibilidad, por ello el 2% de aceptación. Por esta y muchas razones más, la crisis gubernativa, es el desastre endémico de los gobiernos improvisados. El siguiente año 2026, solo los electores, decidirán el rumbo que debe tomar nuestro país.