Nos encontramos a 24 horas de realizarse el Corso de la Amistad, y en nuestra edición digital y redes sociales hemos mostrado como ya comenzaron las famosas lotizaciones de la avenida Independencia donde se desarrollará el tradicional recorrido.
Cual zona libre del control estatal, hemos encontrado pintas de todo tamaño, color y material con una sola consigna, este espacio está ocupado y nadie más puede apostarse en el mismo, incluso ya se dieron los primeros enfrentamientos entre falsos dueños de la vía pública con invasores (así los llaman en las riñas).
Resulta más que lamentable cómo un grupo de personas deciden avanzar con esta actividad a la vista y paciencia de las autoridades. Cierto es que todos tenemos necesidad de trabajo y de ingresos económicos. Sin embargo, cabe la pregunta si es que esta prerrogativa no interfiere con el derecho al libre tránsito de la ciudadanía.
También resulta cierto que las autoridades cada año que se realiza el corso insisten en que reforzarán las medidas de seguridad para evitar que ello suceda. Sin embargo, cuando llega la hora del recorrido, aparecen cientos de sillas apostadas a lo largo de la ruta y mostrando que la presión social es mayor cuando se trata de obtener ingresos por alguna actividad de interés masivo como es el corso.
Este año el Corso de la Amistad retorna con todo, luego de tres años en los que no se realizó a causa de la pandemia. Ahora está en manos de las autoridades que se mejoren algunos aspectos como el control a quienes aprovechan actividades como el corso para obtener ingresos sin respetar a los demás.
Veremos que ocurre en las primeras horas del 15 de agosto. La avenida Independencia ya dejó de ser vía pública y se convirtió en un conjunto de pintas colocadas convenientemente y que solo benefician a algunas personas en lugar de todo el público.
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