Estamos próximos a ser testigos de un fenómeno natural como es la del Niño costero donde traerá como consecuencias, lluvias, en otras regiones sequías, plagas, entre otros; por otro lado, pareciera que se va a presentar una erupción del volcán Ubinas, es increíble cómo el gobierno nacional, regional y local no hacen nada para prevenir.
Los representantes de la sociedad están esperando que este fenómeno traiga consecuencias desastrosas tanto en la vida como en la producción, los gobiernos regionales no hacen su gasto público en obras de trascendencia y el gobierno cree que con limpiar un par de kilómetros de algún rio está haciendo bastante, de seguro cuando sucedan los hechos dan bonos de 200 soles como si con eso podrán alimentarse toda una familia, reparar sus viviendas, cultivos, entre otros, pareciera que el sentido humano se va perdiendo cada día más y no somos capaces de reaccionar frente a hechos que están anunciados con mucho tiempo de anticipación, el Congreso discute los presupuestos, pero su preocupación mayor es lo político y su futuro y la población pasa a un segundo plano.
Parece mentira, pero en nuestro país no existe la cultura de prevención que viene a ser educar la conciencia para adoptar nuevas conductas y tener una actitud responsable y de respeto por la protección mediante acciones que eviten perdidas; la cultura de prevención guarda una relación estrecha con la cultura de organización, eso no lo vemos en nuestros líderes, porque no asumen responsabilidades sociales que nos permita evitar muchas cosas a través de un sistema de alerta temprana.
No es momento de intereses políticos, debemos priorizar los sistemas de seguridad y educar a la sociedad con una cultura de prevención que nos permita prepararnos para cualquier evento que se pueda presentar, al cambio de actitud es fundamental, debemos aprender a priorizar los intereses comunes, dejando de lado nuestros egoísmos y asumiendo posturas que nos lleven a la unión de todos los peruanos para evitar el sufrimiento especialmente de aquellas personas que nunca fueron escuchadas ni representadas por la clase política.