En medio de una coyuntura cargada de tensiones institucionales, la Comisión Permanente del Congreso decidió acelerar el paso: aprobó por mayoría otorgar un plazo máximo de quince días hábiles a la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales para investigar y emitir informe final sobre cuatro denuncias constitucionales declaradas procedentes, algunas de ellas parcialmente. La premura del plazo evidencia un intento de responder con mayor rapidez a exigencias de fiscalización, aunque plantea dudas sobre la profundidad con que podrán abordarse los casos.
Uno de los expedientes más mediáticos es la denuncia constitucional 520, presentada por el exfiscal de la nación interino, Juan Carlos Villena, contra el expremier Alberto Otárola Peñaranda. La acusación se basa en presunta instigación al delito de colusión en agravio del Estado. La unanimidad en el voto parlamentario sugiere una voluntad política compartida para indagar este caso, aunque el verdadero reto será mantener la imparcialidad y el rigor técnico en el proceso.
Otro caso de alto interés involucra a la fiscal de la nación, Delia Espinoza, acusada por supuesta vulneración constitucional y abuso de autoridad. La denuncia, que genera controversia en el Ministerio Público, fue presentada por un ciudadano y aprobada para investigación con votos divididos. A esto se suma la denuncia contra el juez Jorge Luis Salas Arenas, y dos más relacionadas con el expresidente Pedro Castillo. Todos estos casos, aunque diferentes en naturaleza, tienen un hilo común: están en el centro del debate público y son observados por una ciudadanía que exige justicia y transparencia.
Más allá del contenido legal, esta decisión abre una ventana de presión para la Subcomisión: ¿puede un plazo tan corto garantizar investigaciones exhaustivas? ¿O estaremos frente a procesos políticamente orientados? Lo cierto es que el Congreso, al concentrar denuncias de alto perfil en un periodo corto, se juega una vez más su bajísima credibilidad institucional. Y eso, en tiempos de fragmentación democrática, no es poca cosa.
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