Pinocho, el célebre personaje del cuento escrito por Carlo Lorenzino, escaló hasta lo más alto de la literatura universal, gracias a su nariz que se alargaba cada que mentía. Y todo hace presumir que nuestro querido Perú presenciará esta semana la condena de 2 expresidentes, cuyos comportamientos públicos nos recuerdan al legendario Pinocho. Hoy, el expresidente Martín Vizcarra recibiría condena de 15 años, acusado de pedir y recibir coimas por 2.3 millones de soles, cuando fue gobernador de Moquegua. Y mañana Pedro Castillo sabrá si la Sala Especial de la Corte Suprema le impone los 34 años de prisión solicitados por la fiscalía, como respuesta al golpe de estado del 7 de diciembre de 2022.
Al margen de las condenas que pudieran imponerles los jueces, ambos expresidentes se burlan del pueblo cuando claman inocencia, adornando con mentiras de hojalata sus cuestionados comportamientos.
Pero no son los primeros expresidentes mostrándose como santos. Los exmandatarios condenados o procesados Morales Bermúdez, Fujimori, Toledo, Humala y Kuczynki, tampoco tuvieron la entereza y valor de aceptar sus delitos. Y el último viernes la expresidenta Boluarte pidió al Poder Judicial que ordene anular su vacancia. A Vizcarra se le acusa de haber pedido y obtenido coimas de la empresa OBRAINSA, por 2.3 millones, para concederle las obras del hospital de Moquegua y Lomas de Ilo, durante su gestión como Gobernador de Moquegua.
Como último alegato de inocencia, Vizcarra dijo que en las fechas que lo acusan de recibir las coimas, en Lima, estuvo en Moquegua. Para su mala suerte, la prueba de geolocalización de su teléfono celular demostró que los testigos decían la verdad. El Pinocho, una vez más, era Vizcarra.
Al margen del juicio que debe sentenciarse hoy, a Vizcarra le esperan otros 3 procesos en trámite. Caso “los intocables de la corrupción”, que refiere beneficios obtenidos por una banda delincuencial que involucran 274 millones de soles en contratos públicos. Caso Richard Swing, en investigación preparatoria, por autorizar contratos irregulares por 175 mil soles a través del Ministerio de Cultura. Y, caso Vacunagate, en investigación fiscal, por vacunarse ilegalmente contra la covid-19, el 10 de octubre de 2020.
El caso Pedro Castillo es muy diferente. Su aprendizaje escolar lo inició en la escuela 10465, en el pueblito de Puña, de 250 habitantes. Sus padres, Ireño y Mavila, aún no saben leer.
Durante su primera entrevista televisiva como presidente electo, ignoraba que los impuestos no son utilidades y condenó a la empresa Ripley por ser monopólica. Mañana sería condenado a 34 años de prisión, pero hay otras 8 investigaciones judiciales en trámite.
Esta otra jornada de vergüenza demuestra que vivimos la crisis moral más grave de la república.
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