El nuevo aeropuerto Jorge Chávez, que abrirá sus puertas este domingo, fue presentado este viernes como el más moderno de Latinoamérica, pero hay una cruda realidad que no despega: su accesibilidad vial está al borde del colapso. La Defensoría del Pueblo hace una advertencia que no puede ser minimizada por declaraciones triunfalistas.
Con solo dos puentes modulares y un par de carriles por sentido en la única vía de ingreso —la avenida Morales Duárez— el flamante terminal se estrena con una infraestructura de transporte deficiente, lejos de lo que un proyecto de esta magnitud exige.
El contraste es evidente y preocupante. El actual aeropuerto tiene ocho carriles de acceso y puertas peatonales; el nuevo, apenas cuatro carriles vehiculares sin rutas claras para peatones, lo que anticipa un caos monumental. Esta situación crítica se agravará aún más cuando el tráfico se duplique en los próximos cinco años, como el propio Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) proyecta. ¿Dónde está el plan integral de movilidad urbana? ¿Por qué no se previó una infraestructura acorde con el crecimiento exponencial del flujo aéreo y terrestre?
A esto se suma un riesgo inminente: ante un accidente o un desperfecto mecánico en la vía de ingreso, el tránsito podría paralizarse por completo, dejando a miles de pasajeros atrapados sin posibilidad de llegar a tiempo a sus vuelos.
Modernidad no es solo diseño arquitectónico ni cintas inaugurales. Modernidad también es planificación, previsión, seguridad y eficiencia. Mientras el Ejecutivo celebra con discursos grandilocuentes, la ciudadanía enfrenta una realidad desconectada del marketing político: si no se toman medidas inmediatas, el aeropuerto más moderno de la región se convertirá también en el más inacce
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