Mientras el espectro político se debatía entre las citaciones a la Junta Nacional de Justicia (JNJ), las acusaciones a la suspendida fiscal de la nación, Patricia Benavides y la elección del nuevo integrante del Tribunal Constitucional, se dio la aprobación de normas tan o más importantes para el desarrollo del país.
Esta vez nos referimos a las modificaciones a la Ley Forestal y de Fauna Silvestre. A grandes rasgos, estas medidas permitirían suspender la zonificación forestal, apartar al Ministerio del Ambiente (Minam) de estos procesos y suspender el procedimiento de cambio de uso en las zonas privadas, es decir, que si en estos sectores se tiene una rica biodiversidad, los propietarios pueden tomar la decisión que mejor les parezca, por ejemplo, dedicar su territorio a cultivos agrícolas u otro.
A todo esto, nos preguntamos a quiénes favorecerían estas propuestas que fueron aprobadas por insistencia en nuestro Congreso. Hablamos de empresarios madereros y demás personas inescrupulosas dedicadas a la extracción ilegal de especies vegetales, que tendrían carta libre para proceder con la destrucción de nuestros recursos por unas cuántas monedas.
Mientras tanto, quienes se perjudican son las miles de especies que alberga nuestra Amazonía, el último pulmón del planeta. Cada vez corren más peligro por el avance de la actividad humana y nuestras autoridades pareciera que nada les interesara.
Se trata de enfrentar el avance de la deforestación con el compromiso de todos. Lamentablemente un actuar como del Congreso solo hace mella en los sueños de miles de personas que queremos ver más áreas verdes que representen una fuente de sombra y energía natural para el planeta. No esperemos que el problema siga avanzando y que nuestros gobernantes eviten este despropósito.