“ Tengo un sueño, solo un sueño, seguir soñando, soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y, no tener necesidad de soñar”. Martin Luther King.
El martes 31 de enero, todos despedimos el año 2024, con relativa alegría y, más bien, con gran expectativa por lo que tendremos en el nuevo año. Hoy, 1 de enero, expresamos el deseo inalterable de ejecutar todos nuestros proyectos; razón por la que le decimos: ¡Bienvenido seas 2025!
En este año, todos los peruanos tenemos un rol impostergable: evitar que el hedor de la corrupción, se expanda como gas nocivo y asfixiante, en los tres niveles de gobierno. Que los poderes: Ejecutivo y Legislativo, retrocedan en la búsqueda incesante de sus intereses personales. Que la señora Boluarte -que solo tiene el 3 % de aprobación nacional- demuestre ser una estadista, honesta y confiable.
Que el Congreso, convertido, por su propia decisión, en una entidad ultrapoderosa, rectifique sus errores, caracterizados por imponer un verticalismo absurdo, como si estuviésemos esclavizados por una dictadura –parecida a otra anterior, que elaboraba leyes para autoprotegerse. La mayoría congresal, ha sometido, deliberadamente a los demás poderes del Estado, para destruir su autonomía e independencia.
En este año 2025, deseamos testificar un cambio significativo en los altos funcionarios públicos, que ostentan el poder político en el Perú, especialmente en los que generaron falsas esperanzas a la ciudadanía. Una vez instalados en el poder, les importó un rábano desilusionar la confianza de una población que soñaba con un país justo, libre, democrático, con educación y salud de calidad, donde la meritocracia, sea prioritaria.
El Congreso tiene dos caminos: 1.- se rectifica en lo hecho hasta ayer o, 2.- prosigue igual, aprovechando el lapso corto que le queda, para utilizar la entidad que representa, como su parcela productiva –uso eufemismos– y que los parlamentarios continúen sirviéndose de sus cargos, sin dar cuenta de sus actos a la ciudadanía y tampoco importándoles, absolutamente nada, proseguir cometiendo delitos, habida cuenta, que las leyes que el mismo Congreso, ha aprobado, sirven para mantener su impunidad y, promover que la violencia criminal organizada, se apodere de todo el Perú.