Hace algunos meses, la presidenta Dina Boluarte destacaba la importancia de recordar nuestras gestas heroicas. En este caso, la declaración se refería al bicentenario de la batalla de Junín, una fecha significativa que recuerda el penúltimo paso definitivo hacia la consolidación de nuestra independencia.
Sin embargo, esas palabras quedaron en el olvido. Sin mediar razones, desde el despacho presidencial anunciaron que la mandataria no iba a estar presentes en las actividades centrales en las pampas de Junín donde hace 200 años, las fuerzas independentistas derrotaron a los realistas y se afianzaron para lo que sería posteriormente el sello definitivo de nuestra independencia en la batalla de Ayacucho.
En su lugar estuvo el presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, junto a la ministra de Cultura, Leslie Urteaga, y el presidente del Congreso, Eduardo Salhuana. Asimismo, se contó con la presencia de autoridades locales, pero el mensaje quedó con la indiferencia de la jefa de Estado, quien debía estar en un acto tan importante.
A esto debemos agregar que, paralela a la ceremonia, se realizó una protesta y posterior desfile cerca al lugar del homenaje. Sus impulsores criticaban no ser considerados en las actividades celebratorias. Además se sumaban al rechazo que tiene el gobierno de Dina Boluarte en diferentes regiones.
Tal vez esta sea la razón por la cual la mandataria prefirió no asistir a una ceremonia tan importante. Quería evitar nuevas agresiones como la ocurrida hace algunos meses, cuando una mujer le jaló el cabello. Sin embargo, el hecho concreto es que su mandato despierta más descontento y requiere de una vez medidas que ayuden al país en lugar de generar más odios ciudadanos.
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