Se celebran los 485 años de nuestra querida Arequipa, no solo honramos su pasado glorioso, sino que también abrimos los ojos al futuro que podemos construir juntos. Porque Arequipa no es solo una ciudad: es una emoción que se siente en el pecho, una memoria que se graba en la piel, una promesa que nos llama a actuar.
Desde sus muros blancos hasta sus voces rebeldes, Arequipa ha sido cuna de pensamiento, cultura y resistencia. Pero hoy, más que nunca, necesitamos que esa herencia se transforme en innovación, inclusión y modernidad. ¿Qué tipo de ciudad queremos dejar a nuestros hijos? ¿Una que repita lo que fue, o una que se atreva a ser lo que aún no ha sido?
Modernizar Arequipa no significa perder su esencia. Significa hacerla más humana, más conectada, más justa. Significa que cada niño tenga acceso a tecnología y educación de calidad.
Que cada adulto mayor camine por calles seguras y amables. Que cada emprendedor encuentre apoyo, y cada joven, oportunidades.
Este aniversario es una invitación a mirar con orgullo, pero también con responsabilidad. Porque el verdadero homenaje a Arequipa no está en los discursos, sino en las decisiones que tomamos cada día. En cómo cuidamos su patrimonio, cómo tratamos a sus ciudadanos, cómo soñamos su porvenir.
Desde el corazón, saludo a cada arequipeño y arequipeña. Que este 485.° aniversario nos inspire a construir una Arequipa moderna, inclusiva y vibrante. Porque el futuro no se espera: se crea.
.jpg)
.jpg)
.jpg)
