La situación en nuestras fronteras parece que quiere escaparse de las manos del Gobierno. Durante la semana que termina hemos sido testigos de diversos enfrentamientos entre migrantes ilegales y agentes de la Policía.
Se trata de grupos de personas a quienes no se les permitió permanecer en Chile debido a que incumplen con los requisitos necesarios para residir en el país sureño. Al no tener la documentación en regla, tampoco pueden ingresar al Perú y están, como parias, sin un hogar fijo entre dos países que no quieren hacerse cargo de su situación.
Lamentablemente, aunque sabemos que existen buenas personas entre los extranjeros, también hay quienes han cometido una serie de delitos y mantienen un patrón en común. No cuentan con documentos y, en el peor de los casos, huyeron de su lugar de origen tras cometer un delito.
Sin embargo, la situación no ha podido ser controlada con los agentes policiales apostados en la frontera sur. Los indocumentados insisten en ingresar a toda costa a nuestro país y recurren a tácticas criticables como bloquear el paso a los vehículos o utilizar ingresos no autorizados evadiendo la ley. A raíz de ello se produjeron enfrentamientos y desorden en la zona limítrofe.
Veremos si resulta suficiente que contingentes del Ejército peruano hayan arribado a la frontera para ayudar a resguardar el orden. De igual forma, en manos de nuestras autoridades está buscar nuevas alternativas para solucionar el problema migratorio. Se propone un corredor humanitario, el detalle pasa por saber quien se hará cargo de supervisar el tránsito de los extranjeros hacia su país de origen evitando que se queden en nuestro territorio. Se necesita un control más estricto que permita a los peruanos seguir sus actividades con tranquilidad.