Los niveles de inseguridad están alcanzando niveles cada vez más insospechados y ahora todo hace indicar que ni siquiera uno de los jugadores más queridos de nuestra selección se salva del ataque delincuencial. Paolo Guerrero se iba a convertir en uno de los fichajes más importantes de los últimos años en la historia del fútbol peruano y tuvo que dar marcha atrás debido a las amenazas que sufrió su familia ni bien se difundió la noticia de la firma de su contrato.
El delantero nacional, en declaraciones brindadas a medios capitalinos ayer jueves, mostró su decepción por todo lo ocurrido. Lamentablemente tuvo que dar marcha atrás en su decisión y a estas alturas ya no llegará al equipo de la Universidad César Vallejo, por el que había firmado en la ciudad de Trujillo.
Sin embargo, tampoco resulta tan aceptable que tuviera que llegar el caso de amenazas a la familia del delantero peruano para que nos demos cuenta que en esta ciudad del norte del país la situación cada vez está más fuera de control, pues el accionar de grupos criminales está haciendo suyas las calles de esta jurisdicción.
Recordemos que durante los últimos meses diversos hechos delictivos, incluyendo balaceras, se dieron en la ciudad de Trujillo. A pesar de todo no tuvieron el impacto mediático que tiene la amenaza que ha sufrido la familia del jugador.
Más allá de lo lamentable que resulta ser víctima de extorsión para cualquier persona, esperemos que lo ocurrido con un personaje tan mediático como Paolo Guerrero sirva para que nuestros gobernantes busquen nuevas y mejores alternativas para seguir luchando contra la delincuencia y que, al igual que la familia del capitán de nuestra selección, todas las demás puedan contar a futuro con la seguridad de desarrollar sus actividades sin la amenaza de la criminalidad.
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