Durante su segunda administración, Donald Trump estaría transformando las estructuras de poder de Estados Unidos para reflejar el modelo político y económico de Arabia Saudita. De acuerdo con un artículo publicado por "Político", el mandatario habría iniciado una serie de arreglos que vinculan empresas y agencias federales con sus propias carteras de inversión, centralizando el control de sectores estratégicos del país.
El medio señala que esta práctica sigue el ejemplo de Mohamed bin Salmán, príncipe heredero y primer ministro saudí, quien concentra bajo su esfera personal —e incluso familiar— a las principales compañías y organismos políticos de su nación. "Su país se está volviendo más árabe", explica un alto funcionario regional citado por Politico, al referirse a los cambios que caracterizan el segundo mandato del líder estadounidense.
La relación entre Washington y Riad parece estrecharse en ambas direcciones. Mientras Trump consolida sus alianzas mediante lazos personales y familiares, Arabia Saudita impulsa una modernización cultural y económica inspirada en Occidente, con “centros comerciales repletos de comida estadounidense, marcas de consumo y reliquias pop”.
Según el informe, este "coqueteo" de Trump con el modus operandi saudí podría redefinir la manera en que los directivos empresariales y funcionarios públicos actúan en Estados Unidos. Ahora, además de atender las prioridades institucionales, deberán considerar las inclinaciones personales del presidente para evitar tensiones con sus objetivos políticos y económicos.