“¡La ruta no se vende, la ruta se defiende!”, gritaba Lady Baca mientras encabezaba una marcha en Machu Picchu con un cartel que decía “Darwin traidor del pueblo”. La mujer protestaba contra su propio tío, Darwin Baca León, exalcalde del distrito y actual presidente del Frente de Defensa, en medio de un conflicto que ha dividido a familias y paralizado al turismo.
Durante tres días, las marchas violentas organizadas por el Frente de Defensa dejaron varados a más de 5 mil turistas, según reportes locales. La organización New Seven Wonders advirtió que si el Perú no resuelve los conflictos internos que afectan al visitante, Machu Picchu podría perder su categoría de maravilla del mundo.
El origen del enfrentamiento radica en la licitación de la ruta Hiram Bingham, única vía de acceso al santuario. Tras 30 años de concesión, la empresa comunal Consettur perdió la administración frente a San Antonio de Torontoy, designada por la Municipalidad de Urubamba el pasado 4 de septiembre, lo que desató el caos en el distrito.
Consettur fue fundada en 1995 por extrabajadores del Estado y sus familias, quienes hicieron del transporte turístico un negocio rentable. Lady Baca, socia de una de las empresas comunales afiliadas, reconoció recibir 5 mil soles al año en utilidades. Sin embargo, el conflicto escaló cuando tres socios se separaron de Consettur, respaldados por Darwin Baca, quien hoy lidera las protestas y las acusaciones de corrupción interna.
El negocio en disputa mueve millones: el 98 % de los turistas que llegan a Machu Picchu paga por subir en bus, un servicio que cuesta entre 15 y 24 dólares. Cada día, unos 5 mil visitantes utilizan esta ruta. Mientras tanto, el pueblo sigue dividido, y la “maravilla del mundo” enfrenta una crisis que amenaza con empañar su prestigio y su estabilidad turística.
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