La plaza de Acho volvió a latir con intensidad en la segunda corrida de abono y cuarto espectáculo de la feria morada, en homenaje al Cristo de Pachacamilla. Se lidiaron seis toros de la ganadería española Montalvo, que ofrecieron una tarde variada: del bravo al manso, de la nobleza al peligro. Los tres diestros dieron muestra de entrega: David Galván fue cogido, Joaquín Galdós cortó dos orejas y Fernando Adrián, quien confirmó alternativa, se alzó como el gran triunfador.
El español Adrián abrió la tarde con “Chicuelo”, un toro de 556 kilos. Inició con delantales, brindó su faena a Tito Fernández y logró tandas jaleadas por el público. Los naturales por la izquierda fueron el deleite del respetable, y tras una estocada entera, obtuvo una oreja. En su segundo turno, con “Laborioso”, brindó al público una faena vibrante. Los olés se multiplicaron mientras sonaban los instrumentos del maestro Eloy Oscco. Culminó con una estocada hasta los gavilanes y recibió dos orejas entre vítores.
David Galván lidió con “Antojo”, un toro que se rajó pronto. A pesar de sus intentos con la muleta, el morlaco se fue a chiqueros y la estocada entera tardó en hacer efecto. Silencio para el gaditano. Más tarde, Joaquín Galdós enfrentó a “Cubano” y “Ameno”, demostrando temple y técnica. En el tercero, logró una faena de categoría con toreo abierto y naturales de calidad. En el último, insistió con mano izquierda y el público pidió una oreja, que finalmente el juez concedió.
La jornada tuvo también momentos de tensión: el subalterno Santiago de la Rosa fue cogido por “Laborioso” y pasó a la enfermería, mientras Adrián mantenía el temple y el control. Un grito desde los tendidos, “somos tri”, añadió color a la faena triunfal. En paralelo, el 25 de octubre se celebró la segunda novillada del ciclo ferial, con seis novillos bien presentados. Los tres novilleros, entre ellos los peruanos José Antonio Tapia “Guerra” y “Pedro Luis”, se fueron de vacío, aunque dejaron muestras de valor y futuro en el ruedo.