El arequipeño Jorge Esquivel Góngora, de 85 años, es un apasionado del fotoperiodismo, inició su carrera en 1963 y en reiteradas ocasiones sus fotos dieron la vuelta al mundo, de niño nunca pensó en ser fotógrafo y ahora tiene como logros ser expresidente de la Asociación de Fotoperiodistas y Reporteros Gráficos, ser el primero en tomar fotografías con cámaras digitales cuando llegaron al Perú.
Su ardua labor le permitió conocer Arequipa y el sur del Perú y trabajó como fotógrafo para importantes periódicos de la Ciudad Blanca y en el Gobierno Regional de Arequipa (GRA) durante el período de Juan Manuel Guillen y Yamila Osorio Delgado.
Hace cuatro años se retiró de esta profesión y pasó por una etapa de duelo porque fue una actividad a la que se entregó por completo. Don Jorge recorría calles y ciudades tras la noticia con su cámara de cinco kilos, nos cuenta que a veces siente el deseo de salir nuevamente. Sin embargo, sigue manteniendo una disciplina estricta en mantenerse informado con las noticias y de vez en cuando toma fotos con el celular.
“Yo tengo la costumbre de escuchar todos los noticieros, leer los periódicos, porque es mi vida. Me gusta estar ahí al tanto de lo que sucede. Es bien difícil salir del periodismo porque cuando la pasión entra a la sangre es algo que ya no se puede olvidar, a pesar de que no paguen bien”, señala.
PRIMEROS AÑOS. Cuando Jorge Esquivel tenía 20 años vivía en la calle La Merced del Cercado de Arequipa. Era enero de 1963 cuando cerca a su casa abrieron un diario (Correo) ydecidió buscar empleo allí.
“Recién estaban llegando las maquinarias y estaban capacitando al personal, presenté mi carta, me aceptaron y empecé a ayudar en administración”, cuenta el señor Esquivel.
Al pasar los días llegó a ese medio un fotógrafo alemán de la revista Caretas, Lebert Wagner, que se iba a encargar de realizar sesiones fotográficas para los archivos del periódico. Para que el extranjero pudiera montar las fotografías enviaron al joven Esquivel para ayudarlo.
Durante ese período de convivencia, el fotógrafo comenzó a enseñarle a revelar las fotografías que en aquel entonces eran a blanco y negro. Entonces Lebert salía a la calle a tomar las fotos y Esquivel las revelaba. Durante sus primeros tiempos como aprendiz tenía complicaciones con el uso de los materiales.
Una vez hubo un accidente a dos cuadras del periodico, en ese momento no había un fotógrafo disponible, entonces lo llamaron a él.
“Me llevaron al accidente. Entonces tenía que tomar de arriba a abajo de todo lado para escoger una, estaba preocupado, felizmente de todo un rollo salieron dos o tres fotos, les gustó…Desde ahí hacía laboratorio y fotografía”, cuenta.
Recuerda que la primera vez que tomó una foto tuvo miedo porque no sabía cuál iba a ser el resultado. Al comienzo no le gustaba la fotografía y medio año después de iniciarse como fotoperiodista empezó a surgir el interés.
SUS FOTOS DIERON LA VUELTA AL MUNDO. La boda en el Misti, el barco que se hundió en Mollendo, la explosión en Congata donde murieron muchas personas, choques de trenes en Imata, la muerte del general Freire que cayó en su helicóptero, son algunas de sus fotografías que captaron la atención del mundo.
Su favorita es la boda en el Misti, porque fue la primera vez que se casaban en un volcán y tuvo que subir llevando cámaras que pesaban de cuatro a cinco kilos. Agrega que para tomar la fotografía al barco que se hundió tuvo que caminar varios kilómetros en la arena y en los cerros.
Finalmente hace un llamado de reflexión a los jóvenes para entregarse al periodismo, “ser veraces y no venderse, porque ahora todo mundo se vende”, señala.