La ejecución del centro de salud de Cabanaconde se convirtió en un verdadero “mamarracho constructivo”. El informe n.° 064-2025-OCI de la Contraloría detectó paredes inclinadas, fisuras y retrabajos constantes que podrían derivar en colapsos parciales de la infraestructura, comprometiendo la seguridad de la obra valorizada en más de S/30 millones.
El proyecto fue a cargo del consorcio Inggemin, integrado por Abbance Company e Ingeniería y Desarrollo Arquitectónico. La obra se inició el 27 de setiembre del 2024, con un plazo de 510 días calendario y fecha de término prevista para el 18 de febrero de 2026. No obstante, ya enfrenta pedidos de ampliación de plazo y adicionales de obra aún sin pronunciamiento.
Entre las fallas más graves figura la inclinación del cerco perimétrico, sostenido de manera improvisada con barras horizontales, en abierta contravención al Reglamento Nacional de Edificaciones. Esta condición genera riesgo de volcamiento o colapso ante vibraciones, viento o el simple tránsito del personal obrero.
MÁS PROBLEMAS. También se hallaron muros con ladrillos mal asentados, juntas fuera de norma y tarrajeos que alcanzan hasta 5 centímetros de espesor para “corregir” desniveles, usando incluso malla metálica y acero no previstos en el expediente técnico. Esto generaría desprendimientos, humedad y fallas estructurales afectando la durabilidad.
“Se identificó a la asistente de seguridad como la persona que estaría ejerciendo las funciones de especialista de seguridad y con anterioridad a ella, asumido por otro profesional distinto. Esta situación genera un indicio de que la profesional clave designada para el proyecto no desempeñaría funciones”, se lee.
El Gobierno Regional de Arequipa (GRA) deberá levantar las observaciones encontradas por los trabajos realizados por el Consorcio Inggemin a fin de no atentar con la seguridad de más de 7 mil beneficiados en Caylloma.
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